En el Artículo 248, del Código Penal, comete estafa el que, con ánimo de lucro, utilice engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno.
También lo comete el que, con ánimo de lucro, y valiéndose de alguna manipulación informática o artificio semejante, consiga la transferencia no consentida de cualquier activo patrimonial en perjuicio de tercero. Así como los que fabriquen, introduzcan, posean o faciliten programas de ordenador específicamente destinados a la comisión de las estafas.
Se considera delito de estafa cuando la cuantía de lo defraudado excede de los 400 euros. Si el valor de lo estafado es inferior a 400 euros estaremos ante una falta de estafa.
Los estafadores estudian a sus víctimas, y buscan a las que pueden ser más vulnerables, así, las víctimas favoritas de los timadores solían ser los turistas, pero en la actualidad estos casos suelen darse en la gente mayor, principalmente, y en segundo lugar los desempleados o personas que tiene más necesidades económicas. Siendo otra de las razones principales del aumento de estos engaños la actual crisis económica.
Muchos sienten vergüenza por haber sido engañados y no solo no denuncian, sino que no le cuentan a nadie lo sucedido, quedando la conducta del timador impune.
Las cifras reales de la comisión de este tipo de delitos son muy difíciles de averiguar, ya que los timados suelen tener bastante miedo o vergüenza a denunciar.
En relación a las estafas por internet, algunas personas mayores tienen problemas para recordar detalles sobre los ataques, o no disponen de suficientes conocimientos para explicar la naturaleza técnica de los mismos.
Los timos tradicionales conviven con los nuevos, por lo que hay que estar siempre alerta.
Además, es muy importante recordar la importancia de formular la denuncia.
A continuación se ofrece un breve resumen del perfil del estafador y del procedimiento empleado por los delincuentes para realizar las estafas más frecuentes: timos en pirámide y esquemas de Ponzi, timo de la lotería, trileros, el tocomocho, la estampita, el nazareno, el instalador, el desahuciado y las estafas por Internet
No suele actuar solo, actúan entre dos y tres personas, compinchadas, y la idea es la de obtener dinero en metálico en el acto.
Suelen ser muy educados, con buena presencia, hablan con seguridad y se ganan pronto la confianza de su víctima.
Es gente profesional que se suele especializar en estafas y timos predeterminados, por lo que realizan su trabajo de una forma mecánica y muy convincente.
En gran cantidad de ocasiones son desconocidos de la víctima, y desaparecen de la zona o municipio después de cometer la estafa.
Estafas o sistemas de inversión fraudulentos consistentes en que las ganancias de los primeros inversores se obtienen mediante las aportaciones de los siguientes, en lugar de las ganancias o beneficios del negocio propiamente dicho.
El sistema requiere el permanente incremento del número de víctimas.
El marketing multinivel o marketing en red es un modelo de ventas en virtud del cual los productos y servicios se comercializan al consumidor final a través de una red de vendedores directos independientes. Esta red posee una estructura de diversos niveles entre sus vendedores, pudiendo un vendedor tener otros vendedores a su cargo. Estos vendedores reciben retribución por las ventas de productos o servicios a consumidores que logren, así como por la acumulación de ventas generadas por su propia red interna de vendedores. Sin embargo, la finalidad de este modelo es siempre la venta de productos y/o servicios, y no la simple expansión de la red de vendedores directos independientes.
La estructura de venta piramidal consiste en un negocio en el que la principal forma de retribución se deriva de las cuotas que otras personas abonan para unirse al negocio, en lugar de la venta de productos o servicios a los consumidores finales. Así, los vendedores de los productos o servicios del negocio cobran normalmente un suplemento por cada nueva persona que entra en la organización”.
Elegida una víctima, normalmente de avanzada edad y sola, el autor o autores recaban datos personales y familiares de la misma, bien por los vecinos o simulando una encuesta estadística. Entre los datos que les interesa saber figuran algunos tales como, si tiene hijos,o familiares directos, especialmente fuera de esa localidad, o en otros países, así como datos de interés de los mismos, coches, hijos, empleo etc. Una vez en posesión de los datos necesarios, se personan en el domicilio de la víctima y, dándoles detalles personales de ese familiar, le solicitan, bien una cantidad de dinero, la cual no suele ser muy elevada para no levantar sospechas, alegando un incidente imprevisto durante un viaje en donde tiene que pagar una grúa, o bien le ofrecen algún objeto de gran valor a reducido precio, para salir de una situación económica apurada, siempre alegando que su hijo, hermano etc., les había dicho que podían ir con toda confianza. Una vez conseguido el dinero desaparecen y los objetos suelen ser simples imitaciones de relojes o joyas.
En ocasiones, la estafa esta acompañada de un hurto, ya que aprovechando en algunos casos la confianza que da el hecho de aparentar conocer perfectamente al familiar aludido, o el hecho del nerviosismo ante un accidente de tráfico, hacen que la víctima les facilite el acceso al domicilio, momento en el que, aprovechando un descuido de la víctima, o cuando esta va en busca del dinero, suelen apropiarse de algún objeto de valor del interior de la vivienda.
La estafa consiste en incitar al público a apostar dinero, en juegos de habilidad que, aparentemente, permiten grandes ganancias y que se ofrecen en plena vía pública, sobre una pequeña mesa. El juego más utilizado consiste en descubrir en qué lugar se esconde una bolita que es tapada por una chapa o vaso. Otras veces se utilizan cartas.
Para que el juego parezca más fácil, en torno a la persona que mueve los vasos o las cartas (el que dirige el juego), hay uno o varios falsos jugadores (ganchos), los cuales aparentemente ganan dinero fácilmente. Al principio, se deja ganar a la persona que inicia el juego, para que, animado por el éxito, juegue una cantidad importante.
El juego se basa en la prestidigitación: la mano es más rápida que la vista, por lo que cuando la cantidad es importante, el autor guardará la bola o carta ganadora fuera de la vista de modo que sea imposible ganar y la víctima pierda irremisiblemente su dinero. Es frecuente en ferias y mercadillos.
En primer lugar, el timador crea una empresa ficticia con documentación falsa o una sociedad mercantil legal, pero con personas marginales, sin antecedentes de morosidad de modo que no aparezcan sus nombres en bases de datos financieros. Al frente de la empresa, los estafadores nombran como administrador único a un indigente que, a cambio de unos cientos de euros, actuará de testaferro. De esta manera ya obtienen talonarios de cheques y de pagarés a nombre de la sociedad fantasma creada.
Posteriormente, los estafadores alquilan un local de oficinas al que se da apariencia de una empresa en funcionamiento y toma en arrendamiento unos almacenes para recibir los pedidos, procurando que estén situados en un punto estratégico, cerca de un cruce de carreteras importante.
La organización, compuesta por individuos experimentados y con un conocimiento perfecto del mercado, se dedica a contactar con proveedores. Este primer contacto lo hacen por teléfono móvil, fax o una dirección de correo electrónico gratuita, lo que suele ser un procedimiento poco habitual, e iniciar relaciones comerciales, acreditando su solvencia y liquidez. Solicitan precios que, en la mayoría de los casos, no negocian, lo que abre en muchos casos el apetito del vendedor. Se gana la confianza al pagar los primeros pedidos de mercancía, de forma inmediata y al contado.
Luego, una vez ganada la confianza del suministrador, efectúa un pedido importante y solicita un pequeño aplazamiento para abonar los artículos. En ocasiones, el estafador entrega a los fabricantes cheques, pagarés o letras de cambio aceptadas y avaladas al suministrador, e incluso les facilita fianzas bancarias falsificadas para vencer cualquier resistencia. Esta misma operación la repite con docenas de incautos y, una vez entregadas las mercancías, el timador desaparece con todos los artículos almacenados que, posteriormente, revende en el mercado. Cuando los proveedores, hartos de no tener señales de vida de su nuevo cliente, se presentan en procesión en el almacén del timador, se encuentran con un local vacío, sin el menor rastro de sus productos, de su dinero, ni del comprador.
Para evitar este tipo de situaciones, las empresas proveedoras deberían solicitar informes investigados de los nuevos clientes que aparecen de la noche a la mañana y que no son conocidos en el sector.
Utilizan las aseguradoras de créditos. Es difícil detectar el mismo, puesto que utilizan empresas antiguas o inactivas, con buen historial en sus balances, lo que le permite obtener crédito con las aseguradoras. Al vencimiento del plazo de pago, la empresa ha desaparecido y los interlocutores se vuelven invisibles. Posteriormente, cuando se analiza el caso, se descubre en los registros oficiales que estas empresas han sufrido en los últimos meses múltiples cambios de administradores o de capital. Incluso el domicilio social con el que figuran está situado en el centro de las ciudades, algo poco habitual en firmas que necesitan de grandes espacios de almacenaje.
Mediante la “usurpación de identidad.”, los timadores se presentan ante los empresarios como miembros de una firma conocida, a veces disponen incluso de falsas tarjetas de visita, y realizan pedidos en nombre de dicha sociedad. El fraude se produce durante el traslado de la mercancía. El transportista, contratado por el timador, recibe una llamada antes de llegar al destino en la que le indica una dirección diferente de entrega. El empresario se encuentra que, cuando trata de cobrar el cheque, no tiene fondos, y cuando trata de localizar al vendedor, éste ha desaparecido
Recomendaciones: Existen varias pistas para reconocer a los “nazarenos”; en primer lugar, la mayoría de los fraudes son cometidos por empresas recientemente constituidas o que, legalmente, no han sido registradas. Por lo tanto, hay que comprobar la antigüedad real de la empresa solicitante y siempre hay que investigar a fondo las empresas con menos de un año de existencia. Es necesario que la empresa sea más exigente respecto al control de la identificación y seriedad financiera de sus clientes, ya que la venta a crédito implica un alto grado de confianza.
Desconfiar de los clientes que vienen a buscarte, especialmente en los sectores más castigados.
En caso de no conocer a un cliente, la empresa debe averiguar si es conocido en su entorno profesional y si es solvente.
Informarse sobre los clientes, pedir referencias, intentar conocerles, visitar los locales donde vende e indagar si se ve algo raro, precios sospechosos, procedimientos de venta atípicos, etc.
Entrevistarse con la competencia, probablemente hayan contactado con ellos también, compartir experiencias.
Deben solicitar la confirmación del pedido, tomando contacto directo con la empresa, y no fiarse del número de teléfono proporcionado por el intermediario.
Desconfiar de los cambios bruscos en las modalidades de pago, especialmente si se asocian a fuertes incrementos de los volúmenes de compra.
Sería necesario que el empresario diera instrucciones claras al transportista para que no aceptara cambios en el lugar de entrega, sin autorización previa, y recalcar que debe obtener un albarán de transporte cumplimentado con los datos del transportista, lugar y fecha de salida, y lugar y destinatario de entrega.
Los estafadores se personan en el domicilio de la víctima, vestidos con mono de trabajo y presentándose como trabajadores de la empresa instaladora del gas, luz u otro servicio, informando a la potencial víctima que vienen a realizar una revisión de la instalación. Aparentan realizar varios trabajos técnicos; normalmente, se limitan a cambiar un trozo de manguera del gas u otra obra menor. Finalizado el trabajo extienden una factura en la que cobran por el servicio. Hay veces que aprovechan un descuido del propietario para hurtar algún objeto de valor o, incluso, han llegado a efectuar robos con violencia/intimidación.
Se recomienda que no se abra la puerta a ningún inspector de gas, luz, etc. que no se haya solicitado previamente a través de la compañía suministradora.
Asimismo, se recomienda que se solicite al supuesto inspector que se identifique con el correspondiente carné de la empresa.
1. Los estafadores se presentan ante los encargados de los negocios como miembros de la Guardia Civil, generando, en todo momento, la confianza de los mismos, de forma que, tras mantener una conversación totalmente distendida, les ofrecen, a cambio de una cantidad de dinero, la posibilidad de colaborar con la “revista oficial”, incluyendo un anuncio publicitario de su empresa.
Los presuntos estafadores suelen comentar que la revista es una publicación oficial del Cuerpo, llegando a cobrar por cada uno de los anuncios de 100 a 300 euros.
2. En otras ocasiones, los estafadores llaman al anunciante que se publicita en la revista y se le pregunta si desea que su anuncio aparezca en el próximo número o si, por el contrario, desea darse de baja. En ambos casos, el método que siguen siempre es el mismo. Tanto si se da de baja como si no, a continuación se le piden sus datos identificativos, es decir, número de cuenta, NIF, domicilio, etc., a efectos, de comprobar que los obrantes en su poder son correctos.
Una vez conseguidos, el paso siguiente es cargar un recibo en el número de cuenta facilitado y, si el cliente se cerciora antes de que transcurran treinta días desde su emisión el recibo se devuelve, pero si no es así, difícilmente se puede recuperar el dinero.
3. Finalmente, en una tercera variante, los estafadores aseguran que representan a publicaciones relacionadas con las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado, empleando a teleoperadoras que, siguiendo un “manual”, llaman de forma insistente a multitud de empresas, utilizando habitualmente número oculto.
En algunos casos, inducen a su interlocutor telefónico a pensar que su jefe o el responsable de la empresa han autorizado la operación.
Normalmente, las empresas declinan la contratación, pero las mismas teleoperadoras no dudan en volver a llamar al poco tiempo reclamando el pago de la campaña publicitaria.
Asimismo, se puede decir que gran parte de los empresarios contactados, que siguen en su negativa de abonar dichos cargos que, mediante engaño, insistencia de los telefonistas e, incluso, la “coacción”, logran que algunos de ellos efectúen el pago para que les sea tramitada la “baja” de una publicidad que nunca han llegado a contratar.
La persona timadora (extranjera) siempre muy bien vestida, procede a la captación de la posible víctima, entablando conversación con la misma hasta obtener su confianza, existen varias modalidades:
1. Indica a la víctima que, por la circunstancia que sea, ha tenido que sacar de su país un montón de dinero en billetes, los cuales, y para que no sean detectados, los ha teñido de negro para poder pasarlos por la aduana de la frontera. Para demostrarlo, procede con un señuelo a desteñir uno delante de la víctima.
2. Consiste en la simulación de conversión de recortes de papel, tintados de negro, blanco o cualquier otro color, del tamaño de los diferentes que existen en papel moneda de curso legal, ofreciéndole a la víctima la posibilidad de obtener determinada cantidad de dinero, a cambio de una aportación económica por colaborar en la operación.
3. Duplicidad de billetes a través de papeles blancos de las mismas dimensiones. Consiste en introducir varios billetes de curso legal, entre dos papeles blancos de idénticas dimensiones a los billetes empleados, siendo pegados éstos papeles por el borde de los mismos para evitar que se pueda ver el billete de curso legal introducido, siendo metidos, a continuación, en portapapeles de plástico adaptados para este fin.
Una vez captado el cliente proceden a realizar una demostración de duplicidad de confección de billetes de curso legal. Esta demostración consiste en introducir entre dos de los billetes preparados, cubiertos por papeles blancos, un billete de curso legal, para, a continuación, por encima del preparado de billetes, repartir unos polvos blancos (polvos de talco) y le inyectan un líquido especial por medio de una jeringuilla (éste líquido es un tinte), dejándolos en reposo durante unos minutos, a continuación introducen los posibles billetes confeccionados en un recipiente de agua y retiran los papeles blancos en un momento de descuido de la víctima, quedando libres los billetes de curso legal introducidos previamente, siendo secados éstos por medio de aire caliente.
Un atractivo anuncio en las páginas de trabajo de cualquier periódico es suficiente para hacer ricas a algunas personas. Tras contestar a la supuesta oferta se exige a la persona demandante el envío de cierta cantidad de dinero para conseguir información adicional.
Básicamente, consiste en apropiarse, con habilidad -y muchas veces con violencia-, de importantes cantidades de dinero en efectivo, a cambio de billetes falsificados.
Mediante anuncios en periódicos o Internet, los timadores buscan ofertas de bienes en venta, de todo tipo, preferentemente de alto valor. A continuación, se presentan como acaudalados empresarios de origen árabe, italiano o de Europa del Este, mostrando interés en adquirir la propiedad que está en venta. A su vez, alegan estar interesados en realizar fuertes inversiones inmobiliarias en el país.
Mientras la charla avanza con normalidad, pedirán la concreción de una cita, para culminar el negocio, en algún importante hotel o cualquier otro lugar público que no levante ninguna sospechosa. Como todo parece estar bien encaminado por ambas partes (los estafadores jamás intentan negociar el precio del bien en venta), antes de cerrar el trato de la compra del objeto, ofrecen a la víctima la posibilidad de hacer un cambio de moneda.
Dicen que poseen dinero que quieren blanquear. Generalmente son francos suizos, marcos alemanes o dólares y pretenden obtener euros, ya que pretenden ponerlos en circulación. Si no, dirán que tienen billetes de 500 euros, los cuales pretenden cambiar por efectivo de menor tamaño. La comisión del 20 por ciento que ofrecen no es para nada despreciable y la elegante presencia y estatus de quienes pretenden llevar a cabo el negocio no deja lugar a dudas.
Mediante robo en buzones de correos, instalados en la vía pública, de las cartas de empresas y particulares que remiten con cheques a otras empresas o particulares, normalmente librados por cantidades pequeñas, como pago de alguna operación mercantil. En el caso de las empresas, los delincuentes buscan también correspondencia comercial que les facilite alguna información acerca de la entidad, como firmas de directivos, cuentas corrientes, anagramas, etc. Los cheques obtenidos con esta modalidad delictiva, son alterados (“lavados” en su jerga), por procedimientos químicos o mecánicos, de tal manera que un cheque expedido por una cantidad pequeña es cobrado en la entidad bancaria por una cantidad muy superior. En el cobro de estos cheques, normalmente cuando las cantidades superan los tres mil euros y según la práctica bancaria, debe ser identificado el beneficiario. Esta identificación se realiza a través del D.N.I. correspondiente, el cual se encuentra también falsificado con datos ficticios o bien correspondientes a otras personas, cuyos datos han sido obtenidos de la correspondencia sustraída de los buzones de correos.
La victima responde a un anuncio de Internet que promete oportunidades de trabajo en casa. El estafador le envía un cheque a la víctima, un pago adelantado por el trabajo que va a hacer. Pero existe un problema: la compañía «accidentalmente» envía demasiado dinero, 6.000 € en vez de 4.000, por ejemplo. Entonces se le pide a la víctima que deposite el cheque inmediatamente y envíe la diferencia mediante una transferencia bancaria. Al depositar el cheque, ven los fondos como disponibles, así que asumen que el cheque ha sido liberado. Esa es la parte clave del engaño. No entienden que el banco ha dejado disponible el monto del cheque, pero que éste no ha sido liberado y nunca lo será, porque es falso. Pero se ve absolutamente real.
No sólo les roban a las víctimas 2.000 €, que son enviados al estafador, sino que también se los deja en problemas con el banco por depositar un cheque falso.
El objeto del timo es mediante la videncia o santería. El santero se gana la confianza de la víctima para apropiarse de su patrimonio y del de sus familiares más próximos.
En el seno de un grupo organizado, bajo la apariencia de pertenecer a una empresa de venta de maquinaria para la industria, se dedican realmente a la manipulación fraudulenta de los cuentakilómetros de numerosos vehículos, a petición de los concesionarios o talleres que demandan dicha actividad ilícita, empleando para ello máquinas de diagnosis que cuentan con el software adecuado, alguna de las cuales aparece anunciada en Internet. Además, estas máquinas son vendidas y distribuidas a talleres o concesionarios de diferentes puntos de la geografía nacional. Por otra parte, el software empleado es, periódicamente, actualizado, por lo que, con su venta, se vuelven ha generar cuantiosos beneficios a la organización.
Las alteraciones fraudulentas de cada vehículo manipulado generan beneficios que van desde los 90 euros por cada coche con cuentakilómetros analógico, 150 euros en coches de gama media, hasta los 500 euros que cobran por cada manipulación de coches de alta gama, incluyéndose todas las marcas del mercado con cuentakilómetros digitales.
Se capta a personas para que asistan a unas reuniones en las que van a obtener beneficios si aportan una determinada cantidad. Los asistentes tienen que confirmar su presencia y comunicar la cantidad de dinero que van a “invertir”. Ya en la reunión se produce una charla previa en la que uno de los dirigentes tranquiliza a los asistentes, informándoles que el dinero que inviertan no lo van a perder, porque el sistema es legal; como si se tratara de un depósito que pueden recuperar en cualquier momento. Se trataría, además, de un sistema que también sirve para ayudar a los más necesitados, siendo incluso un sistema más seguro que los productos que ofrecen los bancos.
Tras la citada charla, las víctimas depositan el dinero sobre la mesa que presiden los promotores de la reunión. A cada uno se le asigna un apodo, confeccionando así una lista. A cada nombre se le asigna el número correlativo de la lista, comenzando con el número UNO, hasta el número final coincidente con el total de las personas asistentes que entregan el dinero y que participarán en este sistema. Este orden asignado a cada persona ya no se va a alterar nunca.
A continuación, y con arreglo al orden de la lista, se comienza a repartir los supuestos beneficios. Curiosamente, las personas posicionadas en los primeros lugares siempre son los dirigentes del sistema y sus familiares.
Las RUEDAS podían ser de diferentes cantidades, CIEN, QUINIENTOS, MIL, DOS MIL euros, etc., asegurándoles a las víctimas que cuantas más personas lleven a las reuniones, mas beneficios obtendrán los asistentes. De esta forma, las víctimas se animan para llevar a posteriores reuniones, a familiares y/o amigos que, igualmente, se convierten así en víctimas.
. La realidad es que, la mayoría de las veces, las víctimas no sólo no reciben beneficios, sino que incluso tampoco recuperan la cantidad aportada inicialmente. Y si reclaman el dinero, los promotores ponen diversas excusas, diciéndoles que no se podría en esos momentos, que la cosa está parada, que tienen que hablar con sus representantes (persona que lo captó para asistir a las reuniones), etc.
El vehículo lo dejan estacionado en las inmediaciones de la localidad, junto a la iglesia o algún edificio emblemático. Se reparten por las distintas calles de la localidad con un equipamiento de una carpeta o portafolios en la que llevan como documentación probatoria fotocopias a color de un cartel en el que se solicita ayuda, sin especificar de que tipo, para un niño de 7 años de edad que sufre una enfermedad rara. Apoyan este cartel con unos documentos impresos, también fotocopias a color, de una traducción al castellano de un documento supuestamente oficial de reconocimiento de minusvalía grave para el menor y unas hojas con unos listados de las supuestas “donaciones” y a modo de recogida de firmas donde se plasman aquellas que las personas han realizado.
Estafas de pago por anticipado; la víctima es persuadida de adelantar dinero con la promesa de obtener una mayor ganancia posteriormente.
Timos de compra online. Una página web anuncia un coche de alta gama. El vendedor afirma que no puede realizar la transacción porque normalmente no está en el país pero ofrece que un conocido suyo traslade el vehículo previo pago de dinero. El coche no existe y no se entregará nunca. La misma estafa puede tener por objeto cualquier bien o servicio (no necesariamente vehículos).
Estafas sentimentales, amorosas o de romance. El estafador usa un servicio de citas online o de mensajería instantánea demostrando interés sentimental en la víctima y a veces enviando fotos de una persona atractiva (nunca del estafador). Una vez ganada la confianza propondrá encontrarse pero pedirá dinero con la excusa de pagar el avión, hotel, etc. También puede aducir problemas de salud o estar bloqueado en un país extranjero. También puede decir que dispone de información privilegiada que da acceso a una inversión altamente rentable. En cualquier caso siempre necesita dinero para evitar algún problema.
Estafas de caridad. El estafador suplanta una organización de caridad solicitando donaciones para catástrofes naturales, ataques terroristas, enfermedades o para atender a una madre o hijo enfermos. Pueden llegar a usarse logotipos de organizaciones prestigiosas. Han sido frecuentes bajo los pretextos del huracán Katrina, el Tsunami de 2004, la lucha contra el cáncer, el SIDA, etc.
Ofertas de trabajo falsas. Si ha ofrecido su currículo en varios sitios de Internet es posible que los estafadores hayan recabado sus datos. La estafa consiste en ofrecerle un puesto de trabajo, previo pago, con unas condiciones salariales muy buenas que no son reales puesto que el trabajo ni siquiera existirá.
Oportunidades de negocio / Trabaje desde casa. Similar al anterior. Se ofrecen grandes rendimientos o trabajos muy rentables. Siempre se pide una cantidad por anticipado en concepto de permisos, compra de material, etc. En las modalidades más modernas de la estafa se llega incluso a crear una página Web con toda la apariencia de ser una auténtica organización que ofrece realmente el negocio o trabajo.
Fraudes de Tarjeta de Crédito. Consiste en crear sitios Web, aparentemente auténticos, de venta de bienes inexistentes o de valor inferior al real, de entradas de conciertos falsas, espectáculos, eventos deportivos (por ejemplo, en 2008, a través de una página Web aparentemente legítima se estafaron más de 50 millones de dólares en entradas falsas para las Olimpiadas de Beijing). El pago se realiza mediante tarjeta de crédito.
Muy parecido al anterior pero normalmente se realiza a través del correo electrónico o servicios de mensajería instantánea. Se intentan obtener datos sensibles de la víctima, no sólo de tarjeta de crédito sino también claves y nombres de usuario para suplantar su identidad en entidades de crédito y tener acceso a cuentas de correo legítimas desde las que continuar la estafa. Normalmente el funcionamiento consiste en el envío masivo de correos electrónicos (Spam) simulando proceder de una entidad bancaria o de pago por Internet utilizando muchas veces sus logotipos o gráficos originales, y solicitando verificar o confirmar la información de la cuenta de que se dispone en esa entidad.
Es una variante del anterior; los timadores buscan vulnerabilidades informáticas en sitios Web auténticos para poder direccionar las visitas que se realizan a éstos hacia sus propias páginas Web desde las que obtienen la información de las víctimas.
Recomendaciones ante timos y estafas
La mejor prevención es la información.
No abra la puerta a desconocidos y, si dispone de mirilla, comprobar siempre la identidad del llamante. Solicite facturas de todas sus reparaciones y compras realizadas, por escrito. No pague los servicios por adelantado.
No lleve grandes cantidades dinero en metálico, use tarjetas de crédito. Camine por la parte interior de la acera y coloque el bolso en el lado de la pared.
No confíe el transporte de sus maletas a personas que no conozca.
Desconfié de los sorteos, rifas y regalos. No responda a las ofertas que no entienda Las gangas no existen, y tampoco los negocios que pueden enriquecerle rápidamente sin riesgos.
No se fíe de los gurús y preguntar siempre a su médico de cabecera o especialista.
Destruya los recibos, comprobantes o extractos bancarios de las tarjetas de crédito y cuentas antiguas. Cierre todos los créditos o cuentas bancarias que no utilice. No revele su información personal por teléfono, correo o Internet, a no ser que usted haya iniciado el contacto y este seguro de quien es su receptor.
No hable sobre inversiones con personas que no sean de su confianza (amigos, familiares o asesores financieros).
Procure no sacar dinero en los cajeros que estén en la calle y, si no hay más remedio, que se trate de pequeñas cantidades.
Tape el número secreto y no use uno demasiado fácil, como la fecha de nacimiento. Nunca debe dejarse la tarjeta dentro del cajero, si ésta queda bloqueada, debe ponerse en contacto lo antes posible con la entidad bancaria.
Nunca facilite el número secreto de su tarjeta, ni siquiera a los empleados del Banco o Caja.
No guarde todo el dinero en su domicilio. No recoja el dinero de la pensión en el banco los mismos días del mes y a las mismas horas. Intente sacar el efectivo de forma escalonada, y no toda la paga de una vez, ya que muchos ladrones están al acecho en los días de cobro.
Desconfíe de todo técnico que aparezca sin previo aviso y quiera dinero con urgencia. Si dice ser técnico de un servicio, comprobarlo llamando a la empresa. Compruebe que la empresa de luz o gas está realizando inspecciones por la zona En caso de revisión, intente que haya siempre un familiar. No tiene que tomar ninguna decisión precipitada, si algo no le termina de convencer, pida una segunda opinión a un familiar o conocido.
No ofrezca sus datos bancarios por la Red. No se fíe de las notificaciones del banco por la Red. No instale aplicaciones dedicadas a intercambio de archivos sino conoce completamente su funcionamiento. No abra los mensajes ni archivos adjuntos de remitentes desconocidos. No abra los mensajes cuyo asunto contenga datos extraños. No responda a aquellos mensajes que soliciten su información personal (como nombres de usuario y contraseñas, números de la seguridad social, números de cuenta o tarjeta de crédito…) No haga clic en los enlaces que aparecen en las ventanas emergentes que no haya solicitado. Cuando navegue por Internet no facilite su dirección de correo o información personal a las páginas web sospechosas que se lo soliciten. Realice análisis de su equipo con frecuencia.
Use al menos dos direcciones de correo: una dirección de correo para contactar con sus conocidos y una segunda dirección para utilizar en los formularios de aquellas páginas que solicitan un e-mail para poder acceder a su contenido.
Si ha sido víctima de un delito, fíjese en todos los detalles que puedan ayudar a identificar al estafador.
Llame a la Guardia Civil o a la Policía cuanto antes, tratando de darle toda la información posible respecto al suceso.
Prepare toda la documentación que pueda ser útil.
Recuerde formule denuncia.