El acercamiento entre el sector bancario y las empresas cripto representa un desafío para la noción de guerra sin cuartel que han tenido desde el inicio bitcoin y los bancos.
JP Morgan comienza una relación bancaria con los exchanges, Coinbase y Gemini,los bancos siempre han estado renuentes a colaborar con los exchanges de criptomonedas por el tema del fraude y el lavado de dinero. Esta nueva amistad entre el principal banco de los Estados Unidos y dos de los principales exchanges de criptomonedas ciertamente abre las puertas para una mejor relación entre el sector bancario en general y las empresas cripto.
Se logró porque Coinbase y Gemini están muy regulados. Tanto Gemini como Coinbase han obtenido certificaciones de diferentes organismos y se han sometido a revisiones por parte de reconocidas empresas de contaduría,son transmisores de dinero con licencia en varios estados. Es decir, están al día con el Tío Sam, con los reguladores y con los bancos. Están cumpliendo con todas las reglas.
Eso no es muy popular en algunos sectores de la comunidad cripto,es muy importante velar por una regulación adecuada y evitar los excesos.
Coinbase y Gemini son compañías con oficinas, empleados, clientes, y sueños de expansión,son parte de una industria emergente, no escogieron las sombras de un mercado negro y clandestino,operan en el mundo legítimo,están buscando clientes institucionales,quieren llevar a Bitcoin a las masas por la vía legal y establecida.
El Banco Santander se ha unido a tres gigantes financieros, UBS, BNY Mellon, Deutsche Bank, junto al operador de mercado ICAP y a la startup Clearmatics para investigar y promover el uso del dinero digital entre instituciones financieras y con los bancos centrales en el proyecto bautizado como ‘Utility Settlement Coin’ (USC).
Este sistema tiene como objetivo facilitar pagos y liquidaciones de forma “eficiente, rápida y segura”. La entidad precisa que lo “innovador” de este proyecto es el uso de la tecnología blockchain, en la que se basan criptomonedas como bitcoin “para presentar y permitir la transaccionalidad de activos reales como euros o dólares”.
La nueva divisa digital USC sería una ‘moneda’ que existe en un registro contable distribuido, es decir, en un blockchain. “Este registro contable lo comparten un gran número de entidades financieras, razón por la que es tan seguro y representa digitalmente dinero respaldado por un activo real”, indica Santander.
Así, un USC es convertible en paridad con un depósito en su correspondiente divisa, es decir, que se puede intercambiar entre entidades,gastar un USC sería igual que gastar dinero equivalente en el mundo real.
El responsable de Investigación y Desarrollo de Blockchain en Santander, Julio Faura, ha afirmado que el USC es “un paso clave” hacia el mercado financiero futuro con tecnología de registro contable distribuido, teniendo en cuenta el enorme potencial que tiene.
El banco Santander ha avanzado que los responsables del proyecto ya están en contacto con los bancos centrales y los reguladores para asegurar que USC se lanza en una estructura que cumplen con todos los requisitos regulatorios y además es “sólida y eficiente”.
“El dinero digital será la clave en el futuro de los mercados financieros y estará basado en el blockchain, una tecnología que podría revolucionar la banca en los próximos años.
El Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco del Japón, el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal (Fed), el Sveriges Riksbank sueco, el Banco Nacional Suizo y el BPI. Todos ellos seguirán investigando la viabilidad de crear monedas digitales propias pero no se comprometen a emitirlas, aunque reconocen en el informe que “el mundo cambia e, incluso, antes de la covid el uso de efectivo” había bajado en algunos países.
Según el informe, el reto de las nuevas formas de dinero digital exige comprender los intereses cruzados de tipo político, pero también los problemas prácticos que se plantean y que requieren incrementar la investigación y analizar “las medidas más efectivas para impulsar la adopción de criptomonedas (para el público y comerciantes) y la combinación correcta de controles para limitar la desintermediación de los bancos comerciales”.
Otro “desafío” es “identificar a los destinatarios y sus cuentas”, reconoce el informe, para lo que es necesario buscar mecanismos para minimizar la opacidad del dinero digital.
Los principales bancos centrales del mundo han reaccionado a la aparición de rivales como la libra, el proyecto de criptomoneda estable creada por Facebook al que al final Visa, Paypal o MasterCard retiraron su apoyo, y la proliferación de otras criptomonedas con fuerte carácter especulativo, como bitcoin.
En el informe los bancos centrales coinciden en que sus monedas digitales deben ayudarles a cumplir sus objetivos de política monetaria y “no dañar la estabilidad monetaria o financiera”. Poner límites sobre la cantidad máxima que se puede tener de una moneda digital puede reducir el impacto en la estabilidad financiera y evitar, por ejemplo, que en una crisis se produjera una huida a las monedas digitales, pero también podría limitar la capacidad de producir intereses. Además, las monedas digitales de los bancos centrales deberían impulsar la innovación y la eficiencia.
“Los bancos centrales consideran que cualquier moneda digital debería ser “muy resistente a ataques cibernéticos” y debería estar acompañada de un sistema capaz de procesar un número de pagos muy elevado por segundo. También debería ser práctica, fácil de usar y estar disponible a un coste muy bajo o sin coste para los usuarios finales.